Todos los caminos conducen a Roma. ¿Conoces esta frase? Recientemente me encontré en una situación que me la recordó. Quería entrar a una clase para hacer ejercicio, pero no sabía cuál de todas elegir. Levantamiento de pesas, cardio de alta intensidad, pilates. ¡Existen muchísimas opciones!
Así que me acerqué a un amigo que tiene experiencia en el tema y le pregunté: ¿Qué hago? ¿Qué clase es la mejor? Él me dijo que podía probar con la que más me gustara. Que más que el tipo de clase, lo importante es que fuera algo con lo que me sintiera cómoda y que pudiera practicar constantemente. Cualquiera podía funcionar para cumplir mis objetivos.
No todos los caminos conducen al Reino
Sin embargo, pensé en algo al enfrentarme a esta decisión. El Reino de los cielos no funciona igual. No importan nuestras acciones ni las motivaciones de las mismas. No importan nuestras convicciones morales, políticas o filosóficas. Para entrar al Reino de Dios solamente hay una puerta de acceso, se llama Jesús.
Así que no, no todos los caminos llevan a Roma. Al menos no para las cosas que verdaderamente importan en la vida. Jesús dijo, «Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos», (Juan 10:9, NVI).
Jesús enseñó acerca de cómo en un corral hay una puerta (que es él), y todas las ovejas que entran por esa puerta reciben salvación, hallan pastos y libertad. Detrás de esa puerta hay vida en abundancia, para este mundo y para el siguiente. La mejor noticia es que esa puerta está disponible para todo aquel que quiera tomarla, todo el que crea en el nombre de Jesús.
Las ovejas escuchan la voz de su pastor
Cuando Jesús enseñó acerca de esto, dice la Biblia que algunos pensaron que estaba loco, sin embargo, otros pensaban que hablaba con sabiduría, sobre todo después de ver las señales y milagros que hacía. Lo interesante es que justo antes había estado hablando de que las verdaderas ovejas escucharían su voz.
Las ovejas escuchan la voz de su pastor porque lo conocen. ¿Conoces a Jesús? ¿Puedes decir que como oveja suya, identificas su voz? Esto es algo en lo que debemos meditar, pues aunque las ovejas son animales que no poseen mucha inteligencia y son un poco testarudas, saben reconocer y obedecer muy bien al llamado de su pastor. Ellas no escuchan las voces de otros pastores. En esto podemos imitarlas.
Además, una oveja confía plenamente en su pastor, pues sabe que él busca su beneficio. En el caso de Jesús, nuestro pastor, cuando ve que el ladrón se acerca a su rebaño, no huye como asalariado, sino que lo protege y lucha por él. Nuestro buen pastor da la vida por sus ovejas.
En el mundo, escucharás muchas voces, algunas te dirán que hay muchos caminos para llegar a Roma. Otras tratarán de disuadirte, inclusive de que Roma exista, pero solo hay un pastor cuya voz vale la pena escuchar. Y tú, ¿cuál voz escuchas y sigues?
Fuente: blog.canzion.com